Conocemos la importancia de un buen acompañamiento, una temperatura adecuada y las distintas opciones para disfrutar de esta bebida milenaria
María Sánchez
Se dice del vino que era la bebida de los dioses y para muchos sigue teniendo un lugar especial, no solo en celebraciones y eventos, sino en el placer de una buena copa en la compañía que cada uno guste. Ya sea blanco, rosado o tinto, todos tienen su público y siempre podemos disfrutarlos por igual y en verano, con múltiples combinaciones.
Para conocer todas y cada una de ellas, nos hemos acercado hasta ‘El Buen Gusto Vinos’, donde Fructuoso Prieto, el gerente de la tienda, nos ha abierto un sinfín de posibilidades para disfrutar como nunca de esta milenaria bebida.
La época estival nos invitar a preparar platos más frescos y menos elaborados que sacien nuestro apetito pero que no reporten un exceso calórico a nuestro organismo y, para ello, nada mejor que combinar verduras, salmorejo, las ensaladas de pasta, patata o el arroz en sus mil variedades con un buen blanco joven o un clarete rosado fresquito, es sin duda sinónimo de triunfo culinario.
La sencillez hecha magia con no demasiados elementos, pero con todo el sabor de un buen vino de la tierra. No podemos olvidarnos de lo especial de los blancos gastronómicos, esos “blancos con alma de tinto” que, según nos comenta nuestro experto, se elaboran con las mismas características que el tinto.
La madera o la fermentación como cualquier crianza que se precie, y el sabor único del blanco más complejo. Único para los paladares más inquietos e ideal con un buen guiso de pescado o un marisco.
En el caso de los rosados, que pronto despuntarán renovados por el enriquecimiento que se está aportando a su proceso de elaboración, son tan versátiles y cuentan con unas texturas tan especiales que pueden combinarse tanto con platos frescos como con un arroz más elaborado, algo de embutido o incluso un rico pescado a la brasa.
Solo imaginarlo se nos hace la boca agua. Y si del afamado tinto de la zona hablamos, según nos asegura Prieto, es cierto que en verano se reduce algo más su consumo, tanto en venta directa como en distribución a grandes establecimientos de restauración, y aun así muestra todo su esplendor también en estas fechas acompañado de una sabrosa carne.
Para cualquier ocasión, Prieto nos propone la opción del cava, relegado desde hace años al efímero momento del brindis, cuando su gran virtud es la versatilidad y el gran sabor que aporta, siendo fiel compañero desde el ‘brunch’ hasta la cena.
Muchas son las formas de disfrutar de un exquisito vino en cualquiera de sus variantes, pero si algo hay que tener en cuenta en estas fechas es la temperatura de estos según sean sus características. Eso sí, nunca de manera brusca, puesto que “perderíamos parte de su esencia”.
Por ello, desde ‘El Buen Gusto Vinos’ nos aconsejan enfriar los blancos, también los gastronómicos, hasta los 6-8 grados. En el caso de los rosados, la temperatura óptima para saborearlos se encuentra entre los 6 y 8 grados, aunque en Francia, durante los meses de calor, también apuestan por el hielo en vaso como recurso, y según parece con muy buenos resultados.
Para el tinto, si hablamos de crianza, parece que lo más adecuado es enfriar únicamente hasta alcanzar los 15 grados. Ni más ni menos, aunque como también nos han dejado claro en ‘El Buen Gusto Vinos’ durante nuestra visita, la mejor temperatura es la que nos agrade como consumidores, por lo que, en resumen, siempre a gusto del consumidor, pero de la mano de cualquiera de los buenos vinos de nuestra tierra. Muchos y con la mejor de las calidades.
¿A QUÉ TEMPERATURA SERVIR EL VINO?
- Blanco: 6-8 °C
- Rosado: 6-8 °C
- Tinto joven: 12-14 °C
- Tinto crianza: 15 °C
