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Catas de Más Castilla y León. Cinco apuestas enológicas con futuro

Una cata organizada por ‘Más Castilla y León’ sirve para que cinco bodegueros defiendan sus propuestas de espíritu innovador. Son diez vinos a los que cabe augurar mucho recorrido en el mercado, capaces seducir a los nuevos consumidores
Ricardo Ortega

Las buenas temperaturas han llegado para quedarse y el calor pone a prueba la fidelidad del consumidor. Por eso parece oportuna la celebración de una cata de vinos dispares, que se consumen todo el año pero que admiten ser visitados en verano, siempre que se sirvan a la temperatura adecuada.

El abanico está formado por cinco bodegas de prestigio bien ganado, aunque alguna no haya llegado aún al gran público, y con presencia en cuatro denominaciones de origen: las de Toro, Cigales, Rueda y Ribera del Duero. Tres vinos blancos, tres rosados y cuatro tintos, algunos de ellos de alta gama y otros con una sorprendente relación calidad-precio, presentados por Adolfo González, director técnico de Arzuaga-Navarro; Emilio Pita, propietario y enólogo de Verderrubí; Inés Muñoz, propietaria de Hiriart; Mario Remesal, nuevo responsable de Rejadorada, y Fernando Villalba, director de Comunicación de Protos.

Cada uno acude con dos elaboraciones a las instalaciones del vallisoletano hotel Zentral Parque y su restaurante La Encina, donde se desarrolla una cata en la que van descubriéndose vinos novedosos e innovadores, y algunos que sorprenden por su ajustada fidelidad a lo que se espera de ellos. En la mente de todos, el objetivo de abrirse a nuevos públicos, aunque para ello haya que pulir el carácter de las denominaciones de origen representadas en la mesa.

Sorpresas para los cinco sentidos en el restaurante La Encina del Hotel Zentral Parque

La cata se realizó en el restaurante La Encina, del Hotel Zentral Parque, en Valladolid
La cata se realizó en el restaurante La Encina, del Hotel Zentral Parque, en Valladolid

La cata organizada por Más Castilla y León tiene lugar en el céntrico Hotel Zentral Parque de Valladolid, un coloso de 185 habitaciones con instalaciones aptas para todo tipo de reuniones de empresa, incluido el análisis de grandes vinos.

Bajo la dirección de Irene Hernández, el hotel integra en su complejo el restaurante La Encina, cuyo personal colaboró en la organización de la cata. Finalizado el evento, bodegueros y miembros de la mesa de cata disfrutaron de un aperitivo en el patio del hotel, donde conocieron de primera mano el concepto de minicocina defendido por los responsables del establecimiento.

Los representantes de las bodegas desgranan los detalles técnicos y sentimentales ante una mesa integrada por Luis Jaramillo, director regional de la cadena COPE; Rafael García, presidente de la Academia Vallisoletana de Gastronomía; David Villorejo, de la guía Paladar y Tomar; Fructuoso Prieto, de la vinoteca El buen gusto, e Irene García, directora del hotel Zentral Parque. También participan tres miembros de ARGI: Blanca Jiménez, responsable de Marketing; Emilio González, del departamento comercial, y Máximo Gómez, director de la revista.

catadores

El primer vino en ser analizado es el Protos rosado 2015, que para Fernando Villalba representa una elaboración que era la tradicional en la Ribera antes de constituirse la DO. Defiende su carácter armonizado y equilibrado, y lo describe como potente y muy joven, además de persistente en boca.

No todos los presentes sabían que Protos también elabora rosado, y el vino recibe los parabienes de todos. Eso sí, Fructuoso Prieto apunta que el color de los rosados actuales apunta hacia una mayor claridad. Rafael García, por su parte, lo considera un vino “con una acidez equilibrada, fresco, que se puede beber de aperitivo o con las comidas”.

Para Irene Hernández, su carácter fresco lo hace “ideal para el aperitivo” y Blanca Jiménez muestra sus sorpresa porque el vino parece muy alcohólico en nariz, lo que no se reproduce en la boca. Mientras, Luis Jaramillo coincide en que “es más contundente en nariz que en boca” y David Villorejo celebra que Protos siga apostando por los rosados. Lo ve “joven y afrutado. Es una grata sorpresa”.

Protos rosado 2015

Protos_rosadoBodegas Protos, Peñafiel (Valladolid). DO Ribera del Duero. 
100% tempranillo.
PVP 6 euros.

Procedente de viñedos jóvenes del entorno de Peñafiel, 
estamos ante un auténtico rosado (maceración con hollejos 
durante 16 horas) que rinde homenaje a este tipo de 
elaboración, tradicional en la Ribera.

De color rosa fresa, intenso, limpio y brillante. En nariz 
aparecen frutas rojas frescas (fresas, cerezas), cítricos y
flores blancas.

En boca es fresco, afrutado, carnoso, con una adecuada 
acidez. Es un rosado muy equilibrado y de final largo.

Inés Muñoz es la encargada de presentar el Hiriart rosado como “un clarete elaborado con diferentes variedades”, a partir de la mezcla de viñedos en campo. Elaborado a partir de mosto yema, se ha realizado una maceración en frío. Para caminar de acuerdo con los tiempos, el vino de los últimos años es algo más claro, “pero no queremos ir más allá para no ir contra la identidad de Cigales”, aclara.

Para David Villorejo es “un vino que invita al trago largo”. “Lo tomaría con un lechazo”, señala. Para Rafael García, estamos ante un vino “goloso, con sabor a caramelo de fresa” y que se puede tomar solo. También a Blanca Jiménez le recuerda a una gominola. “Lo bebes y no te das cuenta del alcohol”, subraya.

Coincide Irene Hernández, para quien es “dulce y fresco”, mientras Fructuoso Prieto reconoce que en nariz le ha sorprendido. “En boca me gusta mucho, y un diez en relación calidad-precio”, apunta. Como buen cigaleño, Fructuoso defiende el producto de la tierra y subraya que clarete “está ante una segunda oportunidad”. Eso sí, “apostando por subir los precios” y por hacer unos vinos que se acerquen a la alta gama.

Hiriart Lágrima 2015

hiriart_rosadoBodega Hiriart. Cigales (Valladolid).
DO Cigales. Diferentes variedades. 
PVP 4,50 euros.

Estamos ante un clarete elaborado con diferentes variedades, hasta 30, vendimiadas de forma conjunta. Viñedo antiguo, en vaso.

Elaborado a partir de mosto yema, conserva en la copa el color rojofresa de los rosados de la denominación.

En nariz presenta notas de frutos rojos (fresa), además de 
florales. 
También algo de gominola.

En boca es fresco y muy redondo. Llama a beber más.




El tercer vino presentado es el Rosae 2014, cuyo padre, el enólogo Adolfo González, señala que se trata de un producto elaborado a demanda del sector. “Lo hemos retomado con una filosofía de color más claro, pero sin que pierda cualidades”.

En este caso abre el fuego Irene Hernández, para quien se trata de un vino “claramente para regalar”. Al respecto, aprovecha para felicitar a Arzuaga por prestar atención al diseño de la botella, un aspecto que muchas veces se descuida en los vinos rosados. Del mismo modo, David Villorejo destaca el diseño del vino y su botella, “que puede servir para atraer el interés de nuevos públicos”. Por el contrario, Rafael García reconoce que esa tonalidad puede hacer desconfiar “a los que han bebido rosado toda la vida, sobre todo en ciudades como Valladolid”.

Desde el punto de vista comercial, Fructuoso destaca la dificultad de tener en su vinoteca rosados para regalar, de modo que este vino de Arzuaga puede abrir una brecha. “Es tan singular que lo incluiría en un menú maridado de 7-8 vinos diferentes”, subraya, y apunta que el color le recuerda a algunos champanes, como el blanc de noir. Al mismo tiempo, Luis Jaramillo coincide en que se trata de un regalo perfecto y en que rompe con los rosados tradicionales, “pero para que triunfe hay que romper la mentalidad de la gente”. Además, Rafael García subraya que, “sin querer parecer machista”, lo ve “muy dirigido a público femenino”, que es más valiente y más abierto a las novedades.

Rosae 2015

Rosae Azuaga 2015Bodegas Arzuaga-Navarro, Quintanilla de Onésimo (Valladolid). 
DO Ribera del Duero. 
100% tempranillo. 
PVP 10 euros.

Sorprendente diseño de botella y sorprendente diseño enológico de este rosado de la Ribera del Duero llamado a seducir a nuevos públicos.

Limpio y brillante en la copa, presenta un color rosa palo pálido.

En nariz ofrece intensidad aromática alta; destacan notas de frutosrojos, donde predominan las cerezas y las fresas.

Tiene una entrada amplia, fresca y amable. Sensación sabrosa, que perdura hasta retronasal, donde aparecen cerezas 
compotadas.

Respecto a los blancos, Fernando Villalba presenta el Protos verdejo como fruto del deseo de abrir la gama de la bodega en hostelería, donde está la mayor parte de sus clientes. Es David Villorejo quien apunta que se aprecian las lías, “que al principio podían recordar a barrica”, mientras Rafael García lo define como “seco y bien equilibrado, con un final amargo que resulta agradable”.

Irene Hernández defiende este vino, si bien reconoce que no es objetiva: fue el que se sirvió en su boda. Por su parte, Luis Jaramillo lo describe como un verdejo clásico, agradable, “apto para comidas ligeras o arroces”. Era Fructuoso quien albergaba más dudas y las considera despejadas: “Me sorprende para bien, ya que no se trata de un verdejo tecnológico, tratándose de una gran bodega”. Tanto él como Blanca Jiménez destacan el uso de botella borgoñona, “que te anticipa que debe ser un vino bueno”. “Se lo regalaría a alguien de la generación de mi padre”, señala Blanca, mientras Rafael lo recomienda para acompañar a aperitivos, verduras o arroces.

Protos Verdejo 2015

Protos_Verdejo_2015Bodegas Protos, La Seca (Valladolid). 
DO Rueda. 
100% verdejo. 
PVP 6,50 euros.

Este varietal verdejo ha sido macerado con sus hollejos durante cuatro horas y criado tres meses con sus lías. El resultado es un vino de color amarillo pajizo con reflejos verdosos, limpio y brillante.

En nariz es potente, afrutado, con notas de manzana verde, 
cítricos y frutas tropicales.

En boca es muy fresco, con buena acidez y sabor intenso. Es un verdejo afrutado, equilibrado, complejo, con un final largo y ligeramente amargo.

La bodega que más presentación necesitaba era Verderrubí, de Rubí de Bracamonte. Emilio Pita recuerda cómo aceptó ponerse al frente de la bodega “con la condición de hacer lo que en Francia llaman ser un viticultor independiente: un bodeguero viticultor”. Dominio de Verderrubí “es un vino joven que ha estado cuatro meses sobre lías finas, buscando autenticidad y tratando de alejarse de lo tecnológico”. Otro objetivo es “obtener un vino de guarda, que evolucione en botella”.

Irene Hernández se muestra convencida, tanto por el vino como por la presentación realizada, “que han hecho que apetezca ir a conocer la bodega”. Rafael García destaca “ese cítrico, ese pomelo, muy agradable”, mientras para Blanca Jiménez lo mejor es su acidez, matizada porque “se nota que tiene más tiempo que los verdejos que se consumen habitualmente”. Por su parte, Luis Jaramillo lo describe como “agradable, afrutado, con un punto de acidez reconocible”, además de “agradable y veraniego”.

Verderrubí

verderrubiBodega Verderrubí. Rubí de Bracamonte (Valladolid). 
DO Rueda. 
100% verdejo.
PVP 6 euros.

Un varietal verdejo criado sobre lías durante cuatro meses. 
En la fase visual es intenso, limpio y brillante, con un 
color amarillo verdoso.

En nariz nos llegan notas de fruta de la pasión, pomelo y monte bajo.

Muy complejo, en boca es untuoso, bien equilibrado, redondo y de final largo.

El enólogo Emilio Pita destaca que este vino tiene una evolución interesante en botella. No hay prisa para ser abierto.

El otro vino presentado por la bodega es el atípico Atipyque, fermentado en tinas de roble francés de 5.000 litros. Su carácter untuoso hace que Fructuoso lo considere ideal para acompañar un plato de carne. “Me recuerda a un cava sin burbuja, por esa ‘crianza’ algo más oxidativa”, apunta, mientras Blanca “lo comería con algo contundente, con salsa, como un rabo de toro”. Para Rafael García es frutal y equilibrado, y “el periodo en tinas le da un carácter diferente”.

Atipyque

atypiqueBodega Verderrubí. Rubí de Bracamonte (Valladolid). 
DO Rueda. 
100% verdejo. 
PVP 10 euros.

Un verdejo que ha fermentado en tinas de madera de 5.000 litros empleando levaduras de sus propios viñedos. Seis meses de crianza en la tina sobre sus lías.

Amarillo pálido con reflejos verdosos, en nariz es delicado y complejo; sobre un fondo de cítricos amargos sobresalen los característicos anisados del verdejo. Un fino brioche recuerda los tostados de la madera.

En boca se aprecia una untuosidad voluptuosa bien equilibrada, con una acidez fina y larga que confiere frescura al 
trago.

El primer tinto en salir a la palestra es el Amaya Arzuaga Colección, en el que para Adolfo González ese 5% de albillo que acompaña a la tempranillo “incrementa su complejidad aromática y permite fijar el color”. Es un vino que sorprende nada más servirse y después evoluciona en la copa, y que en una cata a ciegas “te puede inducir a error con respecto a la variedad”.

Luis Jaramillo destaca su color rojo picota, “muy atractivo”, y el torrefacto en nariz. Para Irene, es un vino redondo, completo. En nariz dice muchas cosas y en boca es excelente”. Fructuoso coincide y destaca que es ideal para un regalo, “pues además de ser un gran vino posee algo detrás: la labor de Amaya Arzuaga”. “Te puede llevar a equivocarte en su añada”, resalta. Blanca subraya su carácter elegante, “idóneo para un lechazo”, y Luis señala que se trata de un vino excelente, “para usuarios avanzados”, y con el carácter de la Ribera del Duero.

Amaya Arzuaga Colección

amaya_arzuaga_coleccionBodegas Arzuaga-Navarro. Quintanilla de Onésimo (Valladolid). 
DO Ribera del Duero. 
95% tempranillo, 5% albillo. 
PVP 50 euros.

A partir de uvas procedentes de viñedos prefiloxéricos, se presenta en la copa con toda su potencia. Limpio, brillante, con capa alta, de color rojo picota con matices violáceos.

Posee gran complejidad aromática, con unas primeras sensaciones de tofe, ligeros tostados y caramelizados, que se ensamblan con la fruta negra. 

En boca es untuoso, aterciopelado y sabroso, con un paso elegante y una gran persistencia. En retronasal recordamos su 
gran complejidad aromática.

Otra de las sorpresas de la jornada llega de la mano del Hiriart crianza, un vino persistente, suave, que llama a beber. Blanca apunta que le recuerda a higos y frutos secos, a lo que Rafael añade la fruta negra y la madera, además de destacar el papel de los taninos, “que hacen de este un vino muy agradable”. Surge cierta estupefacción cuando Inés reconoce que no puede cobrar más de 8 euros por la dificultad para comercializar tintos de Cigales. De hecho, el vino se vende, “pero no en Valladolid, donde no se aprecia el tinto de la comarca”. Fructuoso también rompe una lanza en favor de Hiriart, del que dice que es fácil de beber. “Otros vinos más complejos, aunque nos encanten, no nos llaman a beber del mismo modo”, subraya. Tanto Luis como Irene destacan que es “agradable” para una comida, además de su excelente relación calidad-precio, y remacha David: “Sería un matagigantes en una cata a ciegas”.

Hiriart crianza

hiriart_crianzaBodega Hiriart. Cigales (Valladolid). 
DO Cigales. 
Tempranillo. 
PVP 8 euros.

Antes de salir al mercado este crianza ha dormido de 12 a 14 
meses en barrica y de 6 a 12 meses en botella.

Rojo cereza oscuro, se presenta limpio y glicérico, con tonos tostados. En fase olfativa ofrece buena intensidad aromática, con buena conjunción entre fruta negra y madera.

La entrada en boca es suave, para acabar mostrando taninos bien maduros, que aportan carnosidad. Presenta un equilibrio perfecto entre acidez y alcohol. El final es amplio y rico en aromas, y muy prolongado.



Mario Remesal es el encargado de presentar a su Antona García, el vino que marca el relevo generacional en la bodega toresana Rejadorada. “Quisimos hacer un vino elegante, como dicen sus contemporáneos que fue la propia Antona García; con bravura, pero sutil”. La heroína de Toro era guapa pero desafiante, y así es este Rejadorada que cuenta con su propia imagen y su propia página web. “Es un Toro, pero moderno, desenfadado, con una historia detrás, y yo lo maridaría con dos huevos fritos con jamón”, recalca.

Blanca Jiménez destaca que en nariz predomina el aroma a frutos negros, como corresponde a la tinta de Toro, mientras Luis Jaramillo recuerda su condición de toresano para subrayar que acompañaría esos huevos fritos con chichas, como se dice en Toro.

Rafael García, por su parte, encuentra al Antona García “especiado en nariz, carnoso y potente”, mientras para David Villorejo estamos “ante un vino muy bueno, que en nariz parece más alcohólico de lo que después se manifiesta en boca”. Fructuoso Prieto, por su parte, lo define como un vino toresano “especiado, delicado, elegante, con cierto carácter secante”, diferente de la sensación de astringencia.

Antona García

Antona_GarciaBodega Rejadorada, Toro (Zamora) 
DO Toro. 
100% tinta de Toro. 
PVP 14 euros.

Aunque perteneciente a Rejadorada, el Antona García posee su propia
personalidad y encarna la nueva etapa de la bodega, con Mario 
Remesal en la dirección.

Sutil y elegante, posee fuerza y carácter. Rojo con matices 
violáceos, presenta una compleja intensidad aromática, con 
balsámicos ensamblados con los tonos varietales de frutos negros.

En boca es amplio y elegante, con notas frutales y especiados. 
Combina complejidad, personalidad, potencia y finura.

Cierra la cata el Bravo de Rejadorada, “el clásico Toro en su máxima expresión”, en palabras del bodeguero. “Al elaborarlo buscamos un vino especiado, con mineralidad”, recalca, y propone un maridaje con chocolate negro al 99%.

Blanca Jiménez destaca el diseño de la botella (que pesa más de un kilo) y subraya que se trata de un tinto “curioso, sorprendente”, si bien sus gustos se decantan más por el Antona García. En la comparación, que es inevitable, Rafael destaca su carácter carnoso, más persistente que el Antona García. “Se notan las especias y la mineralidad, y se aprecia claramente la crianza”.

Luis Jaramillo lo define como un vino potente, que seca la boca en cuanto pasa por ella. “Es un Toro con personalidad, persistente en boca, que deja un recuerdo muy agradable”. También lo recomienda con chocolate negro, al que añade la opción del marisco y aquí Rafael, como gastrónomo, matiza que debe tratarse de un marisco fuerte, como unos percebes o un changurro.

Por su parte, Fructuoso destaca el buen trabajo de maderas, “aunque le falta algo de frescura”, y David apunta que quizá sea “demasiado potente para ciertos públicos”.

Bravo de Rejadorada

rejadorada_bravoBodega Rejadorada, Toro (Zamora) 
DO Toro. 
100% tinta de Toro. 
PVP 36 euros.

Las uvas para elaborar este vino proceden de viñedos de 105 años. 
Fermentación en tina de madera de 5.000 litros y maloláctica en 
barrica de roble francés.

La presencia de la tinta de Toro se manifiesta a lo largo de toda 
la cata, con tonos rojo rubíes intensos. Potente y complejo, ofrece
notas especiadas y minerales.

En boca es amplio, estructurado y elegante, con un perfil tánico 
pulido, dulcificado y especiado. Tipicidad, intensidad y armonía en
una copa de vino.
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